Seguimos con la sección de "Diarios de Fabricicleta" para seguir contando nuestras historias mínimas, nuestras historias que algún día Ricardo Darín morirá por hacer en el cine. La Fabricicleta se construye día a día, rayo a rayo, beso a beso. En ésta oportunidad, Francisco nos cuenta una nueva historia digna de un Kennedy muerto o un Fugazi total, nunca Pil.
Cuando el punk y su
filosofía del hazlo tu mismo se juntan con una bici rota
En el verano mi “La
Pasionaria” sufre una rotura de cuadro. Allí quedo parada durante
un tiempo dentro de un mar de “no se puede arreglar” o “si, se
puede arreglar pero se te va volver a romper al rato” junto con mis
ganas de pedalear.
Una rápida respuesta
a esa situación fue la adquisición de una bici nueva y mucho más
moderna que la maltrecha Pasionaria. Pero los días pasaban y “La
Pasionaria” seguía ahí en casa, tirada, con sus ganas de volver
andar.
Verla
así, solo provocaba en mí numerosos interrogantes del tipo: ¿Qué
hacer con ella? ¿Tirarla? ¿Regalarla? ¿Quemarla en una fogata
vikinga? Etc. Hasta que se me ocurrió hacer de ella una bici
libertaria y la idea me cerraba por todos lados: ¿Es posible armar
una bici 100% libertaria? Del Punk: Hazlo tu mismo. Auto-gestión ¿Conocimientos? ¿Herramientas?No. Ir a la
fabri.
Y así fue como empezó
a gestionarse en mi cabeza la idea de armar una bici “nueva”
utilizando la máxima cantidad de piezas posibles de la “vieja”.
Contento me fui pa´
la fabri. Lo primero fue buscar un cuadro que sea de mi talla y que
este en condiciones relativamente aceptables. Y ahí apareció, el
número 22. El mismo vino con algunas piezas que re utilice. De ahí
vino la tarea de desarme de La Pasionaria y de algunas piezas del
cuadro “22”. Realizado en muy poco tiempo en la fabri. Todas las
piezas eran celosamente guardadas para que no se mezclaran entre si.
Algo, que como era de esperar, igual ocurrió.
El cuadro “22”
estaba pintado de negro y debajo del negro estaba la pintura original
que coincidentemente era de un color muy similar a la de “La
Pasionaria”. Mi idea era pintarla de rojo y negro (por obvias
razones) así que cree un espacio en el patio de casa destinado para
la pintura. Largas horas lijando hasta que alguien me dijo “che
porque no usas removedor de pintura”. Fue así como en pocas horas
hice lo que tenia calcularlo hacerlo en 3 días.
Una característica en
todo el proceso fue la prueba y error. Como el caso del removedor de
pintura hubo muchos mas, tareas que eran mucho mas simples hacerlas
de otra manera o piezas que no van…. ¡y no van! O herramientas que
no sirven para tal o cual cosa. Pero esto era parte del proceso de
aprendizaje.
Vino la hora de la
pintura: Aerosol, pintaba todo menos lo que quería pintar: el caño
de la bici. Termine usando el viejo y querido pincel. Por supuesto
primero en cantidades abundantes y luego fui mejorando hasta
encontrar la cantidad adecuada para hacerlo lo más prolijo posible.
Después de eso
vinieron una serie de idas a la fabri, donde aprendí a armar ejes,
cajas pedaleras, refrescar lo que sabia de frenos etc. También
aproveche a limpiar y armar piezas.
Miles de planes de
trabajo eran hechos y desechos. Muchas veces surgían problemas
imprevistos como una horquilla de menor tamaño que las ruedas, o un
pasador de tornillo de ajuste de asiento roto, o piezas clavadas que
no salían por nada del mundo etc. Volvemos a lo mismo prueba y
error, y como respuestas a ellas: el ingenio espontaneo y
desesperado.
Con el correr de los
días la bici iba tomando forma y después de 2 largos meses (todo
lleva su tiempo) nació “Marinos de Kronstadt” una bici creada en
un espacio recuperado (que permite que la “locura linda” se haga
realidad y sea contagiosa), con herramientas colectivizadas y por
la socialización de saberes y con un máximo de piezas recicladas
(Como piezas nuevas hay: una vela, dos cables de frenos con sus
fundas y un eje trasero).
Muchas gracias
Fabricicleta (en especial a : Martin, Fede, Hilen, Rafa, Ale y Fran) los cuales han hecho posible que alguien sin conocimiento previo
pueda armar una bici de 0.
Salud!
Francisco
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